Esta es la trepidante historia de Tom, un constructor pobre que soñaba con construir una catedral. Por ese sueño fue capaz de arriesgar el bienestar de su familia: Su mujer Agnes en avanzado estado de gestación, su hijo Alfred de catorce años y Martha la más pequeña de todos. Al principio pasan todo el verano en el pueblo, pero al llegar el otoño se ponen en marcha con una bolsa de peniques y un cerdo que les roban hacia el cuarto día de caminata, cuando atravesaban un espeso bosque. Allí conocen a Ellen cuyo marido había sido ahorcado y a su hijo Jack, que vivían en el monte. Poco después llegaron a una ciudad en la que Tom encuentra una catedral en construcción y se sintió dichoso, aunque pronto se percata de que el edificio está a punto de ser terminado. Había un palacio a medio levantar. Tom se sintió nuevamente esperanzado y pidió trabajo pero había excedente de albañiles en la ciudad y tuvieron que marcharse otra vez a buscar otro sitio donde hubiera una catedral en la que trabajar. Así Tom y su familia peregrinaron por más de nueve ciudades de la Inglaterra Medieval y a sus solicitudes de trabajo sólo encontró una respuesta: “Aquí no hay trabajo para ti.”
Siempre que podía se refugiaban en los monasterios que encontraban a su paso, la hospitalidad de los monjes sin embargo solo duraba una noche y el invierno era crudo y Agnes estaba a punto de dar a Luz. A lo largo de cuatro meses habían saltado de ciudad en ciudad dibujando un enorme círculo que a finales de año los había llevado de nuevo al bosque del que habían partido. Allí dormían a la intemperie y Agnes cocinaba bajo un árbol, en una fogata improvisada y una olla que siempre llevaba a cuestas. Allí mismo con un frío implacable Agnes dio a luz y murió pocas horas después. Estando al borde de la muerte Agnes le confiesa a su marido que cree que él se merece construir una catedral. Sus últimas palabras fueron: “Construye una hermosa catedral para mí.” Enterraron a Agnes y dejaron al bebé en su tumba, porque Tom sabía que hiciera lo que hiciera el bebé moriría. Emprendieron los tres la marcha sollozando. Pero al día siguiente Tom se arrepintió de haber abandonado al bebé y volvió sobre sus pasos para buscarlo, al llegar el niño no estaba. Lo buscaron desesperados durante horas, hasta que los niños no pudieron mas y le pidieron a su padre que se detuvieran para descansar. De inmediato cayeron en un sueño profundo y Tom entre ensoñaciones creyó hacer el amor con un Ángel pero en realidad era Ellen, la proscrita del bosque. Su hijo Jack apareció poco después y le mostró un trozo de la manta con la que había envuelto al bebé. Ella le contó que su hijo había escuchado el llanto del niño y que juntos vieron como un sacerdote a caballo se lo llevaba. Juntos se fueron todos al pequeño monasterio donde el monje se llevó el niño pues Tom quería asegurarse de que su hijo estaba en buenas manos. Comprobó que en efecto así era, vio como un monje cuidaba del pequeño y se fue tranquilo. Comprendió que Ellen era una gran mujer y necesitaba un marido y un padre para su hijo, que al estar criado tan solitario en el bosque, necesitaba educarse para la sociedad, entonces Tom le propuso que fuera su mujer. El niño de Tom quedó al cuidado de Philip un prior que tenía la aspiración de construir una catedral y con el que Tom poco después emprendería su sueño. Para disgusto de Tom su hijo Alfred no mostraba ningún interés por la construcción y se estaba convirtiendo en un bribón que incordiaba constantemente a Jack, el hijo de Ellen, quien sí que mostró un talento casi sobre natural para la escultura, y estaba satisfecho de la unión que había realizado su madre. Jack después de recorrer parte de Europa, vivirá una bella historia de amor con una princesa despojada de su título que se abrirá paso con astucia en una sociedad diseñada para y por los hombres y que sacrifica todo para convertir a su hermano en caballero.
Los entrecijos de la Iglesia y los gobernantes también se ven dibujados con exquisitez en este libro. Ken Follet hace entrega con él, de una auténtica historia de aventuras que nos descubre de una forma amena una época desconocida por la mayoría de nosotros y en la que, el día a día todo era cuestión de vida o muerte. El afán de superación y la perseverancia de los protagonistas de Los pilares de la Tierra, nos dejan invaluables lecciones para la vida en cualquier tiempo. La importancia de perseguir los sueños con ahínco, la ventaja que ofrece la educación de las personas a la hora de luchar por alcanzar sus metas, la honestidad, la humildad entre otras muchas virtudes son los valores que se trasmiten y se heredan con la lectura de este magnífico libro. Las más de mil páginas que contiene se devoran con ansiedad para conocer todos los detalles de la historia que desemboca en la humillación de un rey, a manos de un hombre justo.
Siempre que podía se refugiaban en los monasterios que encontraban a su paso, la hospitalidad de los monjes sin embargo solo duraba una noche y el invierno era crudo y Agnes estaba a punto de dar a Luz. A lo largo de cuatro meses habían saltado de ciudad en ciudad dibujando un enorme círculo que a finales de año los había llevado de nuevo al bosque del que habían partido. Allí dormían a la intemperie y Agnes cocinaba bajo un árbol, en una fogata improvisada y una olla que siempre llevaba a cuestas. Allí mismo con un frío implacable Agnes dio a luz y murió pocas horas después. Estando al borde de la muerte Agnes le confiesa a su marido que cree que él se merece construir una catedral. Sus últimas palabras fueron: “Construye una hermosa catedral para mí.” Enterraron a Agnes y dejaron al bebé en su tumba, porque Tom sabía que hiciera lo que hiciera el bebé moriría. Emprendieron los tres la marcha sollozando. Pero al día siguiente Tom se arrepintió de haber abandonado al bebé y volvió sobre sus pasos para buscarlo, al llegar el niño no estaba. Lo buscaron desesperados durante horas, hasta que los niños no pudieron mas y le pidieron a su padre que se detuvieran para descansar. De inmediato cayeron en un sueño profundo y Tom entre ensoñaciones creyó hacer el amor con un Ángel pero en realidad era Ellen, la proscrita del bosque. Su hijo Jack apareció poco después y le mostró un trozo de la manta con la que había envuelto al bebé. Ella le contó que su hijo había escuchado el llanto del niño y que juntos vieron como un sacerdote a caballo se lo llevaba. Juntos se fueron todos al pequeño monasterio donde el monje se llevó el niño pues Tom quería asegurarse de que su hijo estaba en buenas manos. Comprobó que en efecto así era, vio como un monje cuidaba del pequeño y se fue tranquilo. Comprendió que Ellen era una gran mujer y necesitaba un marido y un padre para su hijo, que al estar criado tan solitario en el bosque, necesitaba educarse para la sociedad, entonces Tom le propuso que fuera su mujer. El niño de Tom quedó al cuidado de Philip un prior que tenía la aspiración de construir una catedral y con el que Tom poco después emprendería su sueño. Para disgusto de Tom su hijo Alfred no mostraba ningún interés por la construcción y se estaba convirtiendo en un bribón que incordiaba constantemente a Jack, el hijo de Ellen, quien sí que mostró un talento casi sobre natural para la escultura, y estaba satisfecho de la unión que había realizado su madre. Jack después de recorrer parte de Europa, vivirá una bella historia de amor con una princesa despojada de su título que se abrirá paso con astucia en una sociedad diseñada para y por los hombres y que sacrifica todo para convertir a su hermano en caballero.
Los entrecijos de la Iglesia y los gobernantes también se ven dibujados con exquisitez en este libro. Ken Follet hace entrega con él, de una auténtica historia de aventuras que nos descubre de una forma amena una época desconocida por la mayoría de nosotros y en la que, el día a día todo era cuestión de vida o muerte. El afán de superación y la perseverancia de los protagonistas de Los pilares de la Tierra, nos dejan invaluables lecciones para la vida en cualquier tiempo. La importancia de perseguir los sueños con ahínco, la ventaja que ofrece la educación de las personas a la hora de luchar por alcanzar sus metas, la honestidad, la humildad entre otras muchas virtudes son los valores que se trasmiten y se heredan con la lectura de este magnífico libro. Las más de mil páginas que contiene se devoran con ansiedad para conocer todos los detalles de la historia que desemboca en la humillación de un rey, a manos de un hombre justo.
"-Me habéis salvado la vida y ni siquiera sé quién sois-dijo.
-Me llamo Philip -respondió él-. Soy el prior de Kingsbridge."
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Los pilares de la tierra es una novela histórica del autor británico Ken Follett ambientada en Inglaterra en la Edad Media, en concreto en el siglo XII, durante un periodo de guerra civil conocido como la Anarquía inglesa, entre el hundimiento del White Ship y el asesinato del arzobispo Thomas Becket. Sin embargo, también se recrea un viaje de peregrinación a Santiago de Compostela a través de Francia y España.
La novela describe el desarrollo de la arquitectura gótica a partir de su precursora, la arquitectura románica y las vicisitudes del priorato de Kingsbridge en contraste con el telón de fondo de acontecimientos históricos que se estaban produciendo en ese momento. A pesar de que Kingsbridge es el nombre de una localidad inglesa real, el Kingsbridge al que se hace referencia en la novela es, en realidad, un emplazamiento ficticio representativo del típico pueblo inglés en el que se establecían mercados en la época.
El autor sorprendió con esta novela no sólo a sus lectores, ávidos de thrillers, sino también a sus editores con su contenido y longitud (más de 1300 páginas). Fue publicada en 1989, y se convirtió en el mayor best seller de Follett.
La novela fue incluida en el puesto 33 de la encuesta realizada por la BBC en 2003, cuyo objetivo era encontrar las obras más apreciadas de la literatura británica. Además, fue elegida en 2007 por el club literario Oprah's Book Club.
La segunda parte, Un mundo sin fin, salió a la venta en español el 28 de diciembre de 2007.
La novela describe el desarrollo de la arquitectura gótica a partir de su precursora, la arquitectura románica y las vicisitudes del priorato de Kingsbridge en contraste con el telón de fondo de acontecimientos históricos que se estaban produciendo en ese momento. A pesar de que Kingsbridge es el nombre de una localidad inglesa real, el Kingsbridge al que se hace referencia en la novela es, en realidad, un emplazamiento ficticio representativo del típico pueblo inglés en el que se establecían mercados en la época.
El autor sorprendió con esta novela no sólo a sus lectores, ávidos de thrillers, sino también a sus editores con su contenido y longitud (más de 1300 páginas). Fue publicada en 1989, y se convirtió en el mayor best seller de Follett.
La novela fue incluida en el puesto 33 de la encuesta realizada por la BBC en 2003, cuyo objetivo era encontrar las obras más apreciadas de la literatura británica. Además, fue elegida en 2007 por el club literario Oprah's Book Club.
La segunda parte, Un mundo sin fin, salió a la venta en español el 28 de diciembre de 2007.
Toda una obra maestra, fundamental para cualquier lector.
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