El madrileño se convierte en el primer vencedor español de la gran carrera desértica, después de controlar de forma magistral el ataque de su compañero Al Attiyah, que no pudo hacer nada frente a su talento
Con la mirada al frente, el mono en la cintura y el caminar madrileño pisando la tierra de La Pampa argentina, Carlos Sainz estaba preocupado un día antes de hacer historia. "Tranquilo Carlos, que vas a ganar igual", le dijo alguien. "Si, pero es que el polvo... Hay que tener cuidado", se fue hablando para sí mismo, concentrado en su misión. Partía con 2:48 minutos de ventaja sobre Al Attiyah y el polvo de los coches que le precedían era el gran peligro. La organización no quiso que salieran cada tres minutos. Dio igual. Porque ayer, en Buenos Aires, por primera vez en las 32 ediciones del Dakar, un español consiguió el triunfo en coches.
Finalmente fue segundo en la especial tras su compañero, un duro, rápido y tenaz piloto qatarí, que no ha podido con el piloto al que él mismo definió, en la Ruta de la Seda, como "un gran maestro, un ídolo para mí". El árabe se impuso en su cuarta etapa de este año con 36 segundos sobre Sainz y dejó la ventaja del bicampeón del mundo de rallys en 2:12, la más pequeña de siempre en esta carrera.
"Este es un momento muy importante para mí", ha reconocido Sainz, que ha visto cómo Al Attiyah, el más rápido del día, sólo le podía arañar 36 segundos. "Estoy muy orgulloso de haber conseguido que un español gane el Dakar también en coches. Dedico este triunfo a todas aquellas personas que siempre han confiado en mí", ha zanjado el piloto madrileño. Hasta la fecha, el mejor resultado era la segunda posición que Miguel Prieto alcanzó en la edición de 1999.
De esta forma, Sainz rompe el maleficio que parecía perseguirle desde que se inscribió por primera vez en esta prueba hace cinco años. Cuatro ediciones han tenido que pasar para que el bicampeón del mundo de rallies (1990 y 1992) se empapara y se adaptara a esta prueba tan especial. Atrás quedan ya los problemas técnicos de juventud que afectaron a los Volkswagen en 2006 y 2007, de la misma forma que también está olvidado el accidente del pasado año, cuando se despeñó por un barranco de cuatro metros a tres días para el final, y mientras circulaba como líder de la clasificación general, con media hora de ventaja sobre el surafricano Giniel De Villiers.
Sainz, junto a un inmenso Lucas Cruz, ha ganado porque es el mejor piloto, lo venía mereciendo desde varios años atrás y esta vez lo ha conseguido, imponiéndose en menos etapas que nunca, sólo dos, pero ya sabe que esta carrera de locos es muy larga y sólo vale lo que sucede al final. Y tras más de nueve mil kilómetros, tras 47 horas y 10 minutos subido en el coche, el primero en la clasificación es una leyenda de España, un grande de nuestro deporte llamado Carlos Sainz.
Con la mirada al frente, el mono en la cintura y el caminar madrileño pisando la tierra de La Pampa argentina, Carlos Sainz estaba preocupado un día antes de hacer historia. "Tranquilo Carlos, que vas a ganar igual", le dijo alguien. "Si, pero es que el polvo... Hay que tener cuidado", se fue hablando para sí mismo, concentrado en su misión. Partía con 2:48 minutos de ventaja sobre Al Attiyah y el polvo de los coches que le precedían era el gran peligro. La organización no quiso que salieran cada tres minutos. Dio igual. Porque ayer, en Buenos Aires, por primera vez en las 32 ediciones del Dakar, un español consiguió el triunfo en coches.
Finalmente fue segundo en la especial tras su compañero, un duro, rápido y tenaz piloto qatarí, que no ha podido con el piloto al que él mismo definió, en la Ruta de la Seda, como "un gran maestro, un ídolo para mí". El árabe se impuso en su cuarta etapa de este año con 36 segundos sobre Sainz y dejó la ventaja del bicampeón del mundo de rallys en 2:12, la más pequeña de siempre en esta carrera.
"Este es un momento muy importante para mí", ha reconocido Sainz, que ha visto cómo Al Attiyah, el más rápido del día, sólo le podía arañar 36 segundos. "Estoy muy orgulloso de haber conseguido que un español gane el Dakar también en coches. Dedico este triunfo a todas aquellas personas que siempre han confiado en mí", ha zanjado el piloto madrileño. Hasta la fecha, el mejor resultado era la segunda posición que Miguel Prieto alcanzó en la edición de 1999.
De esta forma, Sainz rompe el maleficio que parecía perseguirle desde que se inscribió por primera vez en esta prueba hace cinco años. Cuatro ediciones han tenido que pasar para que el bicampeón del mundo de rallies (1990 y 1992) se empapara y se adaptara a esta prueba tan especial. Atrás quedan ya los problemas técnicos de juventud que afectaron a los Volkswagen en 2006 y 2007, de la misma forma que también está olvidado el accidente del pasado año, cuando se despeñó por un barranco de cuatro metros a tres días para el final, y mientras circulaba como líder de la clasificación general, con media hora de ventaja sobre el surafricano Giniel De Villiers.
Sainz, junto a un inmenso Lucas Cruz, ha ganado porque es el mejor piloto, lo venía mereciendo desde varios años atrás y esta vez lo ha conseguido, imponiéndose en menos etapas que nunca, sólo dos, pero ya sabe que esta carrera de locos es muy larga y sólo vale lo que sucede al final. Y tras más de nueve mil kilómetros, tras 47 horas y 10 minutos subido en el coche, el primero en la clasificación es una leyenda de España, un grande de nuestro deporte llamado Carlos Sainz.
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